Me alegra saber que hay personas
que disfrutan con lo que escribo, pues he dejado de escribir de forma paulatina
con los años. Hubo un tiempo que escribía relatos, me apuntaba a concursos,
incluso escribí una novela que un día comencé a corregir y nunca terminé.
Luego empecé a trabajar y
directamente dejé de tener tiempo para nada. Salgo tan temprano por la mañana y
vuelvo tan tarde, que a veces se me olvida que una vez tuve sueños y disfruté
de lo que hacía.
Cuando digo que apenas tengo
tiempo, no es por ser precisamente adicta al trabajo. Todo lo contrario, no es
la prioridad de mi vida desde un punto de vista profesional. Es simplemente algo de lo que vivir, pero que no me
gusta en absoluto.
Sin embargo, llevo dos años y
medio dedicándome a lo mismo, y no soy capaz de afirmar con rotundidad que odio
lo que hago. A veces, dejo un halo de esperanza que vaga entre mis reflexiones,
y pienso que puede que todo se deba al ambiente laboral de desgaste que vivimos
por aquí. Que tal vez, si hubiera tenido suerte y hubiese dado con otra
persona, si no tardara casi 4h de transporte a veces de ida y vuelta, que
entonces quizás, sería capaz de reencontrarme con mi vocación.
Otra veces, simplemente me obceco
en pensar que esto no me gusta y punto.
Hace unas semanas, alguien me
preguntó que quería ser en la vida, si pudiera elegir. Y me di cuenta de algo
sorprendentemente triste, y es que pensaba y pensaba y no sabía que decir. Esta
persona, se enfadó y me dijo, que no me preguntaba a qué podía dedicarme, si no
que soñara y le dijera que quería ser.
Me di cuenta tristemente, de que estaba simplemente obsesionada por irme
de este trabajo y había perdido todo contacto con mis aficiones y sueños.
Pensaba en trabajos que me ayuden a pagar las facturas, no se me ocurrió
incluir facetas de la vida que alimentan el alma en todo caso.
Y le respondí al día siguiente.
Hay dos cosas en esta vida que me llenan por completo, aún cuando estoy cansada
y amargada, consiguen desconectarme de todo. Y son los perros y los niños. Me gustaría
ser madre, igual suena incluso antiguo. Las mujeres jóvenes de hoy en día
tienen buenos trabajos y son grandes profesionales y aparcan la maternidad
hasta lo máximo posible, eso si se la plantean claro. Y yo, aquí estoy una
abogada que sueña con ser madre. Imaginaos el futuro que puedo tener en una
profesión tan esclava.
Después de esta charla que me
abrió los ojos, me fijé en que en estos tiempo tan duros que estamos viviendo,
hay mucha gente que también ha dejado de soñar. Vivimos tiempos difíciles,
gente no tiene trabajo y lleva años sin trabajos, jóvenes que se marchan a
trabajar a Europa por que piensan que aquí no tienen posibilidad. Muchísima pobreza,
trabajos infrahumanos, donde el trabajador está a merced de un empresario cada
vez más cruel. Esta gente ha dejado de soñar y probablemente no lo sabe.
Tienes toda la razón y a mi me pasa igual...lo que pasa es que por mucho que sueño cosas nunca se han ido cumpliendo entonces me duele mucho. Es muy complicado para mi alcanzar mis sueños..pero bueno como tu dices seguiremos intentando. Un besito. Escribe más
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