miércoles, 25 de marzo de 2009

La vida del estudiante

Esta mañana el despertador tocó a las7 y yo estaba rota, menos levantarme e ir a clase me apetecía cualquier cosa. Me planteé apagar el despertador y dormir un poco más, porque encima hoy tenía optativa, pero sin embargo me levanté y empecé hacer la cama. Me plantee deshacerla y acostarme de nuevo, pero sin embargo, me vestí rápidamente. Volví a plantearme la posibilidad de echarme un sueñito no sé cuantas veces más, pero al final cuando quise darme cuenta iba andando hacia la parada del bus.
Luego pensé que todo esto se va a acabar en tres meses, una vez que acabe los exámenes satisfactoriamente (o eso espero) me pondré a trabajar y cuando toque el despertador a las 7 o incluso antes no podré decir "¿y si me salto procesal?" Nada. nada.
Tras este pensamiento, me vino a la mente todo el rollo que nos soltó el de filosofía, como prueba de que en el fondo después de hos horas escuchando algo se te queda en la mollera. Pensé, según Guillermo de Ockham cuanto más me cuesta levantarme mejor para mi alma, cuanto más me joda, mejor persona soy. Sin embargo, Santo Tomás diría que en teoría cada día que madrugue suprondrá un esfuerzo menor.
En fin para que digan que la filosofía no tiene aplicación práctica.

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