miércoles, 9 de diciembre de 2009

Dobby es un Yorkshire Terrier de tres años, de pelaje rubio y negro. Y es el rey de la casa. Tenía tres meses cuando nos hicimos con él, era pequeñísimo y asustadizo, y el pobre temblaba en entre mis brazos.


Es muy cariñoso, aunque es de armas tomar, es celosillo y tiene mucho sentido de la propiedadad
y odia que le molesten cuando se echa sus sietas. Se vuelve loco de contento cuando escucha la palabra "calle", te mira con esos ojitos redondos y marrones brillantes, gira la cabeza y salta encima para a lametazos agradecerte que le des su paseo.


Le encanta sentarse en el regazo de sus amos, y de hecho en este momento hago malavares para poder escribir.

Es la alegría de la casa, se pone muy contento cuando viene alguien, le recibe con su gracioso de movimiento de rabito y sus saltos, sus lametazos, y de premio te deja acariciarle la tripita, uno de sus hobbies favoritos.

Los días que no trabajo me viene a despertar para que nos vayamos de paseo, aunque a él le moleste que le perturben el sueño, no tiene la misma consideración hacia los demás pero su carita hace imposible que uno de enfade con él.

La gente a veces nos mira cuando paseamos por la calle porque cuando hace mucho frío se pone su abriguito rojo o si llueve su chubasquero de camuflage, pero no entienden que nadie pueda querer a su perro como quiere a un hermano.

Yo siento eso por mi perro y mucho más, le tenemos entre algodones y consideramos que es un regalo del cielo por lo bueno que es y por el cariño que aporta con sus pequeños gestos. Como te pone la patita en la pierna cuando quiere algo.

Por eso es difícil entender que existan personas que maltraten a sus perros. Hoy en el paseo nocturno de Dobby y yo, nos hemos encontrado con una tía pegando a su perro como si fuera un saco de patatas. Es curioso que hace algún tiempo discutiera con ella porque mi perro hizo pis en un arbol de un trozo de tierra, que está lleno de restos de obras, basura y demás. Que le preocupara tanto que mi perro hiciera pis en un arbol, y que luego tenga la sangre fría de pegar al pobre aninal que viene a ser una especie de alarma.

Los animales tienen sentimientos, aunque mucha gente no lo sepa, tienen miedo como nosotros, o felicidad. Lloran la pérdida de un ser querido y realizan más muestras de cariño que muchos humanos (entre los que me incluyo), son fieles hasta la muerte y más agradecidos que los hijos a sus padres. La única diferencia con nosotros es su absoluta desprotección.

Cuando paseo con Dobby muchas veces se lo digo (sí, le hablo a mi perro) que no sabe la suerte que ha tenido, ni nosotros ¡claro!


3 comentarios:

  1. Hola.
    Se que nunca escribo mis opiniones aqui en tu foro porque me da vergüenza ver mi comentario jeje. Pero hoy es un buen día para dejar mi primer comentario en homenaje a Dobby, si ese jefe de la casa y perro muy guapo que tienes, el cual al principio no le dejaba acercarse mucho a mi porque me daban miedo los perros pero al que hoy yo también quiero mucho. Aunque a la que más quiero es a su dueña.
    1 besazooooooooooo para los 2.

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  2. ¡Hola Cielo! Muchas gracias por escribir sabiendo lo mucho que te cuesta, cosa que por otro lado no entiendo pues ¡lo haces muy bien!
    Aprovecho para hacer una puntualización, Dani dice que Dobby tiene dos años y que los tres, los cumple en Mayo.
    Además dice que le "ha dado pena" porque ha "llorado", en fin que se ha emocionado aunque no lo sepa.
    En fin gracias por el comentario, si es que Dobby tiene ese don que hace que uno haga imposibles!
    un besazoooo

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  3. pero q entrada tan tierna y bonita...tu perrito es precioso!!! aissss que ricura. espero que esteis juntos por muchisimos años.

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