lunes, 4 de enero de 2010

El final de unas prácticas curriculares

Recuerdo la primera entrada relacionada con mis horripilantes prácticas. La rutina de subir una cuesta de unos 15 minutos, el aburrimiento total de no hacer más que leer y navegar por Internet. Porque querid@s lector@s parece que no pero no hacer nada también aburre.

La gente ha sido muy amable, eso sin duda, sin embargo el trabajo es infumable, soporífero, infernal. ¿Cómo llenar una memoria con lo que he hecho? Menos mal que algo me queda en mi persona aún y soy capaz de escribir y escribir y rellenar hojas y hojas y al final conseguir casi diez páginas.

Esta mañana he vuelto al trabajo, me he vestido de "mayor" y yo creo que mi tutor/jefe no se acordaba de que tenía que venir. Nos hemos felicitado el año nuevo con un par de besos. He cogido las puñeteras resoluciones y he entrado en "mi" despacho. No he hecho nada (dicho sea de paso) me he dedicado a buscar ofertas de trabajo y a eso de las once me ha llamado.

Sólo quería saber donde estaba mi trabajo hecho para -según dice -mirarlo pero yo no creo que llegue más allá. Se ha quedado alucinado cuando a su pregunta le he respondido que solo me había corregido cuatro resoluciones. Tras eso ha decidido que me merecía una disculpa, cosa que yo ya sabía: ha pasado de mi. Sus palabras han sido "La verdad es que no te he dedicado mucho tiempo" se ha querido justificar diciendo que desde septiembre hasta diciembre se han interpuesto el doble de reclamaciones que en los nueve meses anteriores. Yo he optado por un silencio diplomático. No pensaba decirle "Uy ni te preocupes!". Tras mi evidente silencio ha añadido "bueno no es una excusa desde luego".
Otra cosa curiosa es que me ha preguntado que como me llamaba, vamos que mi sensación de sentirme como una planta no era muy lejana de la realidad. Hay que ver el esfuerzo que hace la pobre pasante por aprenderse el nombre de la gente (de mi jefe, el señor orquesta) y se lo devuelven así.

Y poco más, me ha dicho que me podía ir. Asi he ido para darme un paseo y poco más.

Así que a partir de ahora empieza la verdadera aventura: buscar trabajo. Y las cosas están bastante mal pero no pierdo la fe.

Al llegar a casa mi madre me ha dado dos besos como si acabara de recoger mi preciado y trabajado título en Derecho que viendo como está el mercado no supone mucha diferencia en mi status laboral. Pero es mío y es lo único seguro que tendré en la vida.

Así que la próxima parada es el lunes 11 que entregaré mi memoria y posteriormente mi calificación.

Hoy no estoy muy para allá pero espero escribir más y contar cosas bonitas que buena falta me hace.

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